jueves, 23 de junio de 2011

Autocheking

Discutía acaloradamente esta tarde con una amiga mientras realizábamos nuestra ascensión diaria sobre la utilidad o no del autocheking.

Mi interlocutora decía que es más rápido y barato pues no hace falta personal para atender a los volantes que acuden con su maleta a cuestas. Yo le rebatí que se seguía necesitando una señorita/o en el mostrador para recibir la maleta y comprobar los datos del carnet y que, en realidad, lo podían hacer ellas todo pues se seguía necesitando su concurso.

Acto seguido le conté mi experiencia autochekingera. Llegamos un servidor y su hermana a los mostradores de Iberia de la T4 de Barajas, con la sana intención de facturar las maletas, o más correctamente y propiamente expresado, efectuar el checking. Pero, a diferencia de otros aeropuertos más pequeños y acogedores no te vas directamente a facturar, sino que te tienes que enfrentar a la máquina del autocheking, que es como un monolito Kubrickoso de color rojo, con colorines y con la palabra autocheking bien grande en el lateral. Total, que te acercas a uno que funcione y lo primero que te pide es el localizador. Sacas tus billetes un tanto nervioso pues te está observando el ejecutivo que está harto de volar en el puente aéreo y tiene tanta práctica que se sabe su localizador de memoria. Te mira con tal desdén que te trabucas y se te cae todo y apenas aciertas a recogerlo.

El caso es que cuando localizas el localizador y lo tecleas en la máquina de autochecking, te dice que no existe y te manda a freír monas con gran diligencia. Desesperado, vuelves a enfrentarte a la máquina, normalmente cambiando de puesto, y te das cuenta que puedes sacar los billetes con el DNI. Aquí siempre surge la eterna pregunta, ¿con letra o sin letra? Decides teclearlo sin letra y amablemente te manda a la porra por segunda vez. Daría igual que lo teclearas con letra. Yo creo que estas máquinas están preparadas para joder un rato antes de ayudarte definitivamente.

Una vez que entras al programa, das gracias a Dios mirando al cielo y le pones cara de superioridad al ejecutivo que tienes a tu lado con cara de "Esto lo hago yo todos los días", toca elegir asiento. El programa está diseñado de tal forma que el asiento que parece que está libre en realidad está ocupado. Cuando te coscas del tema, empiezas a elegir uno libre y llega el punto culminante de toda la operación, la pregunta "¿Lleva usted maleta?"

En ese momento, todo tu universo se viene abajo. Porque te planteas para qué puñetas tienes que hacer esto si luego tienes que hacer cola otra vez para entregar la maleta en otro sitio, puesto que la maquinita de marras no parece muy proclive a quedarse con tu equipaje, más que nada porque hay maletas más grandes que la maquinita. Pero bueno, empiezas a ver la luz a través de las tinieblas del proceso del autocheking. El caso es que te preguntan cuántas maletas tienes. Naturalmente, dices que una, puesto que son dos billetes y es una maleta por persona. Pues no, la máquina te devuelve dos tarjetas de embarque y una sola etiqueta para la maleta, porque entiende que es una maleta por localizador. Y lo mejor es la cara de gilipollas que se te queda, puesto que no le puedes decir a una pantalla que ya pasa de ti que necesitas otra etiqueta, porque no has entendido su pregunta. Total, que te tienes que poner a peregrinar en busca de un amable empleado/a que te resuelva el entuerto/a y que te deje su hombro para llorar las desgracias del autocheking.

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