martes, 5 de junio de 2012

Noches de primavera, casi verano

Hace tanto calor que las ideas se evaporan, y luchar contra el fondo blanco se antoja algo imposible. Ni siquiera me alivia el ligero fresco que entra por la ventana, adornado por el sonido del depósito que rezuma agua en un tejado vecino.

Pasa el tiempo y tan solo queda que las obligaciones propias del mes dejen el cerebro libre para el verano y sus chorradas, sus ocurrencias. Para el dolce far niente, para la otra vida, la que se adivina pero nunca se conoce del todo.

Vísperas de cambios para que todo siga igual. Epílogos de tiempos que no debieran haber sido vividos. Porque si hay algo molesto es vivir, enfrentarse cada día a lo desconocido, a la incertidumbre, al engaño de los ojos y de sus portadores.

No quiero disimular mi desencanto. No tengo por qué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario